Games Workshop lleva varios años adaptándose a los nuevos tiempos. El fabricante de miniaturas y juegos de mesa, responsable de las marcas Warhammer y Warhammer 40.000, ha intentado varias veces llevar su universo de fantasía y de ciencia ficción grimdark a los videojuegos, y salvo contadas ocasiones -como Total War: Warhammer y su secuela o la saga Dawn of War– los resultados han sido francamente mejorables y muy mediocres. Daba igual la licencia, la facción o el planteamiento: no terminaban de cuajar. Y era una lástima, porque estamos hablando de un universo oscuro y distante, en el que la ciencia ficción más temible y gótica nos presenta una realidad ominosa, llena de conflictos contra razas de xenos y disformidades caóticas procedentes de dimensiones llenas de odio.
Coincidiendo con la renovación de la empresa británica, que ha ido ampliando la idea de hobby a algo más que jugar y pintar miniaturas de plástico, Warhammer 40.000 ha ido llegando al ocio digital con encarnaciones más o menos aceptables. Hace unos años llegó Warhammer 40.000: Inquisitor – Martyr, un título de rol y acción de la mano de NeoCoreGames, y ahora nos encontramos con una vertiente más estratégica y táctica, muy afianzada al propio juego de tablero, que nos ha gustado muchísimo y la cual creemos puede ser la nueva plantilla sobre la que los mundos forja del mañana creen los futuros juegos basados en Warhammer 40.000.
Adorando al Omnissiah: la carne es débil
“No hay verdad en la carne, solo traición. No hay fuerza en la carne, solo debilidad. No hay constancia en la carne, solo decadencia. No hay certeza en la carne, excepto la muerte”, reza el credo del Omnissiah, la entidad teológica que adoran en Marte y en infinidad de mundos forja repartidos por todo el caótico y oscuro universo del 41º milenio. Hablamos de la personificación absoluta de todo aquello a lo que se venera en el Adeptus Mechanicus, un aspecto que choca contra la llamada Eclesiarquía instaurada alrededor del Emperador de la Humanidad. En Warhammer 40.000: Mechanicus nos pondremos a los mandos de las tropas humanas del Imperio más avanzadas tecnológicamente, aquellas que fabrican y proveen de los más complejos avances científicos a la humanidad.
Armados con armas imposibles, el Sacerdocio de Marte, el primer mundo forja del Imperio, ofrece Titanes, Electrosacerdotes, legiones de Skitarii y servidores de todo tipo en el combate, así como supervisa los avances que llevan facciones del Adeptus Astartes y el Astra Militarum a los frentes de batalla existentes en miles de mundos repartidos por todo el universo. Son tan importantes, que sin ellos, no existiría el soporte vital con el que se mantiene con vida al Emperador en su Trono Dorado de Terra. Bajo un planteamiento táctico, similar al de XCOM, se nos invitará a encarnar al Magos Dominus Faustinius, un Tecnosacerdote que liderará la exploración de un nuevo planeta recién descubierto, Silva Tenebris, del que se ha captado una extraña emisión. Con la esperanza de encontrar tecnología xeno y adaptarla a los designios del Imperio -una faceta que causa controversia entre los humanos por considerarla infiel-, Dominus y sus tropas desembarcan en el planeta Necrópolis Necron sin saber lo que les espera bajo las ruinas y tumbas de un satélite largamente dormido.
Entre salones colosales, pirámides enterradas y profundas grietas, nos toparemos con una flota metálica de Necrones que está despertando de su milenario sueño. Kasedo Games y Bulwark Studios han adaptado el exitoso videojuego de PC -que se estrenó en 2018 a través de Steam- a consolas como Xbox One, PS4 y Nintendo Switch, intentando mantener toda la esencia del título original. Uno de los aspectos más destacables de Warhammer 40.000: Mechanicus es que el planteamiento jugable se mezcla con atino con la historia, muy convincente y bien hilvanada, escrita por Ben Counter de la Black Library de Games Workshop. Hablamos de un novelista muy notable, responsable de novelas de sagas como La galaxia en llamas o Batalla por el abismo.
Para esta ocasión ha diseñado una trama desde cero que busca ser el ejemplo perfecto de la facción en la que se centra, el Adeptus Mechanicus, así como del propio contexto de Warhammer 40.000. La versión de consolas trae además varios extras. La edición en consolas ofrece el contenido descargable Heretek, que añade detalles bastante oscuros sobre el Adeptus, presentándonos facciones disidentes del culto mecánico, con nuevas disciplinas y armas a desbloquear. Los heréticos son los protagonistas de estos añadidos, pero también queremos destacar la historia corta escrita por el mítico Andy Chambers, Deus Ex Mechanicus, así como el libro de arte digital que nos permite observar en detalle los diseños realizados para el videojuego.
Cánticos del Dios Máquina: Un juego de estrategia muy bien armado
El Adeptus Mechanicus es la representación perfecta de las muchas facetas que existen en el universo de Warhammer 40.000. Hablamos de una facción que adora y manipula la tecnología como si de un culto religioso se tratase, y de unos seres, altamente mejorados, que se despojaron de su poca humanidad en pos de la invención, la curiosidad y la manipulación artificial. En el juego de miniaturas cada vez tienen más presencia, y todas sus particularidades, elementos tácticos o jugables y su extraño aspecto, se han trasladado al juego de forma convincente. De esta forma, iremos enviando a nuestras tropas y Tecnosacerdotes principales a una serie de misiones -unas 50 en total- descubriendo tumbas, recuperando artefactos antiguos y luchando contra las legiones de los Necrones que están reactivando una a una tras un largo sueño de milenios. El videojuego incorpora una especie de contador que irá avanzando conforme progresemos en él, dotándonos de una acertada sensación de presión: debemos investigar la tecnología arcana, combatir a los xenos y acaparar conocimiento antes de que estos seres despierten.
Por eso las elecciones tendrán muchísima importancia. Cuando entramos en una misión, que se presenta ante nosotros como una suerte de mazmorra clásica, llena de estancias, tumbas y salones a investigar, el título nos irá ofreciendo una narrativa muy marcada, con numerosos momentos en los que deberemos seleccionar qué hacer o cómo reaccionar a una serie de eventos. Podremos recoger, destruir o pasar de investigar objetos arcanos, hacer lo propio con las tumbas de los Necrones o incluso tomar rutas alternativas en estos salones milenarios a cambio de jugárnosla con la exploración de la nueva sala a la que vayamos a dar o parar. Cada partida es única, y las opciones nos presentarán finales alternativos, combates opcionales o incluso recompensas únicas. Warhammer 40.000: Mechanicus es un videojuego que nos invita a explorar, moviendo a nuestras tropas de un lado a otro, descubriendo tesoros y recogiendo recursos que nos ayuden a mejorar a los sacerdotes. Pese a lo interesante del concepto de Elige tu propia aventura en el despiadado y oscuro futuro del 41º milenio y lo bien que funciona en el marco general del videojuego, tenemos que decir que se trata del punto más simple del juego en términos de presentación, con una especie de mapa virtual bastante anodino, que no hace justicia a otros apartados técnicos y visuales.
En cualquier caso, es una mácula que no empaña para nada el divertido planteamiento táctico del título, su verdadero núcleo jugable, que no es otro que sus batallas tácticas por turnos al estilo XCOM pero sin porcentajes propiamente dichos y con un enfoque más rápido. Los combates en Warhammer 40.000: Mechanicus se desarrollan como si estuviésemos en un juego de tablero o en un escenario con las propias miniaturas de Games Workshop. Mientras nos movemos por la tumba, explorando salas o similares, mayor será el nivel de alerta y más compleja se volverá la misión de combate posterior. Este, repetimos, tenemos que tenerlo muy en cuenta, pues más allá de los guerreros Necrones podremos toparnos con Destructores, Omnicidas y los temibles Señores Necrones, seres cibernéticos que son bastante temibles y que representan en el mundo de la carne dinastías largamente olvidadas. Nuestros Tecnosacerdotes son muy poderosos igualmente, pero la gracia del título es que comenzarán como uno simples guerreros con sotana y pronto irán evolucionando, mejorándose y contando con armas cada vez más poderosas y que dejarán muy atrás a las que equipaban en un principio.
El planteamiento que hacen Kasedo Games y Bulwark Studios es muy bueno, y se basa en el movimiento a través de casillas a lo largo y ancho de enrevesados escenarios, la inversión y gasto de los los puntos de Conocimiento y la distancia a la que podemos atacar a los riviales. Siguiendo una máxima de Warhammer 40.000 en su concepción más básica -si puedes ver a tu enemigo puedes pegarle o dispararle-, nos enfrentaremos a los Necrones que nos salgan al paso. Durante la fase de combate, nuestros Tecnosacerdotes recabarán puntos de Conocimiento a través de las exploración de los escenarios y el estudio de los pilares Necrones, así como por la finalización de determinados enemigos. Estos puntos son vitales para hacer movimientos extra a través de las casillas, para el uso de las armas más poderosas o incluso para el despliegue de refuerzos en rondas posteriores. Si somos inteligentes y sabemos hacer acopio de estos puntos y jugar con ellos, moviendo a nuestros Tecnosacerdotes de un lado a otro y atacando de manera constante pero sin trabarnos demasiados, podemos realizar turnos devastadores.
Algunos miembros del Adeptus Mechanicus son destructores cuerpo a cuerpo, y los Necrones pueden hacernos muchísimo daño con sus rifles, y qué decir de aquellos rivales más poderosos como los llamados Omnicidas. Pese a todo, y a que algunos combates parecen ser eternos por el lento movimiento de los rivales o la extensión de los escenarios, que son bastante clónicos en muchos aspectos, el título siempre nos presenta una curva de dificultad ajustada y bien avenida, más y cuando se le van añadiendo capas tácticas y de rol en términos de equipamiento y sinergías que modifican, y mucho las batallas. Y es aquí cuando entran los Cánticos, un aspecto que seguramente conocéis los que jugáis a Warhammer, y que tras activarlos de forma única, nos ofrecerán un efecto determinante y especial en la unidad a la que se lo hayamos asignado. Los Cánticos lo cambian todo, son muy divertidos, y modifican constantemente los hechos que se desarrollen en el videojuegoVenir de Tragamonedas Gratis Online. Desde ignorar armaduras a curas completas que restauran nuestra salud, su activación -podemos llevar hasta tres- es vital de cara al éxito, sobre todo en los niveles más avanzados y plagado de enemigos.
Aspectos a mejorar: un apartado técnico normalito y poca variedad
Warhammer 40.000: Mechanicus es un juego muy sólido a nivel jugable, cuidadísimo en términos de trasfondo y casi excelente en cuanto a ambientación en relación al universo en el que se enmarca. Sin embargo, y pese a que técnicamente no está mal, se nos hace un poco soso. Gráficamente se ve muy bien en Nintendo Switch -versión que hemos analizado-, tanto en modo portátil como en el dock conectado al televisor, pero no termina de convencernos. Como videojuego de estrategia hace lo que debe, pero no estaría de más algún tipo de cámara cinematográfica, alguna secuencia de vídeo espectacular que nos ayudase a meternos aún más en la historia o la posibilidad de eliminar un molesto efecto blur que emborrona la cámara y que nos ha llegado a marear cuando intentamos acercarnos a la acción del juego. Es una pena, porque los modelados nos gustan, y reflejan muy bien la gama de miniaturas de Games Workshop e incluso Forge World. Los escenarios de las cinco tumbas de los Necrones no están tampoco mal, pero se nos antojan muy repetitivas y faltas de personalidad, algo que en un juego en el que pasaremos tanto tiempo sobre estos escenarios, nos parece un fallo bastante evidente. Todas las estancias serán muy similares y aunque su distribución y extensión varíe, con alturas, escaleras y plataformas móviles, la repetición es notoria y puede llegar a cansar.
Lo que sí nos ha gustado es la traducción al español, que cuida incluso los guiños a la forma de hablar de algunos personajes en el propio juego, como Scaevola, uno de los Tecnosacerdotes que emite gruñidos y se expresa en formato HTML, con un buen número de símbolos y cambios de mayúsculas y minúsculas muy locos. Pese a que no ha doblaje al español -solo hablan en inglés los Señores Necrones-, tanto la banda sonora como los efectos sonoros nos han parecido bastante buenos.
Conclusiones finales
Warhammer 40.000: Mechanicus es un videojuego de estrategia por turnos con vertientes tácticas y roleras muy bien avenidas y diseñadas. El título es divertido, accesible cuando toca, y capaz de engancharnos con mecánicas muy interesantes como la exploración de los escenarios, la introducción de los Cánticos o la modificación de equipo de nuestros sacerdotes del Adeptus Mechanicus. Bien escrito y planteado, se trata de uno de los mejores videojuegos de Warhammer 40.000 de los últimos años, una buena utilización de la licencia en lo que parecía un género de nicho dentro del ocio digital condenado a los títulos de bajo presupuesto y la repetición de ideas. Aún con sus fallos, si amáis el Adeptus Mechanicus y el juego de miniaturas de Games Workshop, lo disfrutaréis como ningún otro.
Hemos analizado el juego para Nintendo Switch gracias a una copia digital facilitada por Koch Media Venir de Tragamonedas Gratis Online